La importancia de un andador
Una de las peores cosas del paso del tiempo es la pérdida de autonomía que llega cuando el cuerpo empieza a fallar, sobre todo cuando afecta al caminar. De ahí la importancia de un buen andador o caminador cuando las piernas no responden como solían hacerlo. Sin embargo, no es el único escenario en el que podemos recurrir a un caminador. También puede ser muy útil después de una intervención o lesión.
Para las personas con movilidad reducida, el andador es el punto de apoyo que le permite caminar de manera estable y erguida. Además, les otorga una mayor independencia durante la marcha y mucha más estabilidad que los bastones. Una ayuda fundamental para caminar con mayor seguridad.
El objetivo es elegir el andador que ofrezca la mejor estabilidad, garantizando seguridad al usuario. Desde Ortopedia 25 os hablamos de los diferentes tipos para que podáis elegir cuál se adapta más a vuestras necesidades:
Sin ruedas: ideal para esas personas con una marcha lenta e inestable, de paso pequeño y con poca fuerza en las piernas, pues les ofrecerá la estabilidad necesaria para soportar su peso.
Dos ruedas: perfecto para aquellas personas que presenten una marcha ligeramente inestable y pierdan la fuerza de las piernas gradualmente. Está pensado principalmente para el uso de interior.
Cuatro ruedas: : idóneos para aquellas personas que necesiten ligera ayuda en la deambulación, otorgando la seguridad y la estabilidad que necesitan, sin descuidar la línea de la espalda y sin originar descompensaciones en la marcha.
De todos modos, nuestra recomendación es que vengáis a visitarnos para que podamos atenderos en persona y valorar qué opciones existen de manera personalizada.